(Clive Barker, 1988)
Hasta el momento Luca se ha empacado y promovido con rótulos "de horror". Aún cuando nuestra propuesta deliberadamente se aleja de aquellos tópicos hoy en boga, donde el sobresalto y el estupor son más bien una reacción mecánica a un estímulo plástico (mutilaciones y tortura están de moda en el género), seguía siendo necesario contar con una presencia maléfica sobre la cual pivotar la historia, pues bien, la de esta ocasión en particular mide 14,5 por 7 centímetros y es de papel impreso.
NG3801521 (número de serie del billete) aparece y desaparece de escena, y vuelve a aparecer para atormentar a la protagonista. A lo largo del metraje es severamente maltratado, al punto que su repelente presencia parece indestructible, pero… ¿es realmente el monstruo de la historia? Muchas veces objetos inanimados adquieren dimensión de personajes en la medida que ponen en marcha el argumento, lo cual les otorga incluso cierta personalidad. Spielberg decía del famoso camión de El Duelo (1971) que podía reconocer en él una mirada y hasta una sonrisa maligna configurada por los focos y la parrilla delantera del motor. Desde luego, nuestra luca ensangrentada tiene un rol harto más pasivo, pero es más determinante en la medida que pone en evidencia las situaciones amenazantes del contexto: No es que los billetes sean atemorizantes en sí, es el hecho que sea inevitable utilizarlos y sean un símbolo de relaciones transaccionales despojadas de todo afecto.
Estudio en borrador de las marcas en el "billete maldito".
Soledad pasa de su primera reacción incómoda a la sorpresa, luego a la indignación y finalmente a la angustia. Es una persona fría y distante en su exterior, pero tal comportamiento es una manera de enmascarar una personalidad temerosa y frágil. Cada vez que aparece el billete éste parece traer a presencia aquellos temores de la vida diaria que intenta suprimir: La alienación de su trabajo, ser asediada en su domicilio, la persistencia de un compañero ansioso o el acoso de un repulsivo sujeto de la calle. En ese ámbito, la historia inicialmente escrita se fundaba principalmente en las complejas relaciones de la protagonista con su entorno, lo cual demandaba un esfuerzo adicional para retratar ese contexto en desmedro de recursos más propiamente cinematográficos y, claro, se resolvió dejar aire a la tensión y a cosas más sugerentes. Si no hubiese sido de ese modo, habría acabado siendo un drama sobre una joven perturbada y no necesariamente un relato de misterio. No había que perder de vista que lo coyuntural seguía siendo el billete en cuestión.
Soledad (Camila Urbina) y el billete nefasto.
1 comentario:
¡Hola! Soy de Fotech y también envié un cortometraje al fixion-sars. Espero que nos encontremos durante el festival, su corto se ve muy bueno, suerte.
¡Saludos!
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